A ver ya estoy aquí.
Soy un Perro y me llamo Stephen King, sí sí, como el escritor de novelitas de terror ese, dicen que hablo, pera la neta sólo les consta que escribo, sí sí, en una computadora para perros; idiotas!!!!
En fin este blog me tiene sin cuidado toda la familia apesta y créanme lo digo no sólo porque soy perro y tengo un sentido del olfato sumamente desarrollado, ya que si apestan en el sentido literal pero lo que es peor ¡¡¡¡¡apestan!!!! En sentido figurado.
Mi primer dueño me puso Stephen King, dejen les cuento el por qué de tal abominación: resulta que este tipo era todo un idiota que trabajaba en una oficina y era bloger, ¡Dios hazme la mamada! Total que el guey se creía que escribía bien chido, ya saben pseudo intelectual de tres varos y el guey creía que sabía mucho de música, libros, cine, y cuanta mamada que servía para sus frivolidades de interné.
Resulta que un día leyó una novelita de un perro y ahí tienen al snob de tercer mundo consiguiendo un pinche perro mestizo ya que en la novela el can en cuestión pos era corriente, perdón la gente políticamente correcta nos llama mestizos. Pos que me consigue, yo ya tenía como dos años perro, la neta no estoy muy seguro, vaya a los perros no nos llevan al registro civil cuando nacemos, se han dado cuenta ¿no? En fin que me lleva a vivir con él y pos el guey estuvo piense y piense que nombre me ponía y entonces su agusanado cerebro se ilumino y me puso Stephen King y fue mi amo durante aproximadamente un año humano hasta que su noviecita, una vieja venida a más sólo porque los sistemas educativos de este país no hacen examen de sentido común, un día le dijo: “No wey, tu perro está bien lindo, bien cul, pero wey debes esterilizar a tu perro porque wey no es onda” ¿¿¿¡¡¡Cómo cabrones pasas de “está lindo” a te voy castrar en una misma frase!!!???? Total es la forma en que las hembras humanas se expresan con todos los machos de su especie; en un instante les dicen “eres el amor de mi vida” y en el otro “te voy a navajear los huevos”. Es por ello que a la menor oportunidad deserté me dije yo ni siquiera he conocido a mis hijos soy corriente y los perros corrientes no conocen ni saben si tiene hijos y la neta ni interés, eso es para los pinches perros finos.
Así que anduve vagando varios meses por las calles de la ciudá. Para ser honesto mi vida con el primer dueño no fue tan mala, digo, aprendí varias cosas hasta idioma perro en fines, porque aunque no lo crean, cada perro ladra en su lengua madre, ¿a poco creían que el ladrido es un idioma universal? Pos no, cada perro ladra diferente y si pudieran interpretar como ladra un perro chino se cagarían de risa. Sí sí, sigo con la historia. Pos aprendí trucos baratos pero muy útiles como: saludar con la patita, hacerse el muertito y todas esas estupideces que a ustedes humanos les encanta que haga un perro.
Resulta que un día tenía una hambre de perro, literal, conocí al Brandon y a la Nena que se embutían unos sendos tacos de pollo rostizado y pos que los mentecatos me empiezan alimentar con los huesitos del pollo y pos yo re feliz coliando (Coliar: no colear, verbo creado por mí para referirme al movimiento de la cola de los perros cuando están felices) y que empiezan a jugar conmigo al tenor de: “dame la patita” “ven aquí “ “sentado” y como me sabia todas esas sandeces pos que les caigo simpático y que me llevan a su pulguienta casa y digo pulguienta por que fue ahí donde conocí a las pulgas. Y me pusieron el horrible nombre de Canito; sí sí ,como el perro azul ese de la tele que es amanerado. Y así comenzó…, todo lo demás lo dejaré para otra ocasión.